El proyecto consiste en una torre residencial de 25 plantas que alberga 150 viviendas organizadas en torno a un núcleo central de comunicaciones verticales. Las unidades, de crujía única, se disponen en el perímetro configurando un gran vacío central que actúa como patio abierto, favoreciendo la ventilación cruzada y la iluminación natural.

El volumen resultante, compacto y continuo, se define por una clara unidad formal que otorga al conjunto el carácter de hito urbano. Frente a la solución habitual de ubicar los espacios comunes en planta baja, el proyecto los eleva en vertical, generando terrazas comunitarias que articulan usos como salas multiusos, zonas de relax, spa y un solárium con piscina y gimnasio en planta 20.

La envolvente, resuelta mediante un sistema de lamas metálicas móviles, otorga ligereza al conjunto y cualifica la fachada con un juego variable de opacidades y transparencias, moduladas por la orientación solar y el cambio estacional. Las estancias principales se abren a fachada, mientras que las bandas húmedas se organizan hacia el patio interior, optimizando la funcionalidad y el confort ambiental de las viviendas.